“No se puede enseñar innovación. No puedes llevar a las personas a un aula y que salgan al día siguiente y de repente sean innovadoras. Todo lo que puedes hacer es asegurarte de que dispones del entorno adecuado que puedas ayudar a fomentar la innovación”.
– Gareth Davies, responsable de Logística Global de Lenovo
En esencia, la ecuación es simple: Fomentar la innovación y cosechar los frutos. Todas las pruebas apuntan en la misma dirección. Pero hay un adagio alternativo y probado, que se opone directamente: Si no está roto, no hace falta repararlo.
Este es el dilema al que se enfrentan las empresas establecidas con posiciones rentables que proteger. Progresan, por todos los medios, pero (para acuñar un lenguaje más prosaico) no arrancan el trigo con la cizaña.
Durante la pandemia, las empresas tenían cierta flexibilidad para volverse más creativas, por la sencilla razón de que no tenían otra opción. El aspecto positivo de COVID era que ayudaba a las empresas más grandes a ser más creativas, en gran medida porque trabajaban fuera de los límites del entorno de oficina y colaboraban con colegas de todo el mundo.
Pero, ¿qué pasa ahora? A medida que se reabren las oficinas, los líderes empresariales tienen la responsabilidad de garantizar que continúan permitiendo la mentalidad creativa dondequiera que se base su plantilla. En el proceso deben proteger a sus equipos del desgaste de adaptarse a la nueva configuración.
Este dilema se reflejó en los resultados de nuestro informe Beyond Boundaries. Seis de cada diez líderes dijeron que el trabajo remoto daba a sus empleados más espacio para pensar y proponer ideas, alentando la innovación. Sin embargo, casi la misma proporción (55 %) manifestaron que su personal perdió el impulso de innovar en algún momento durante la crisis, debido a las presiones personales.
La tecnología era un factor clave. Más de la mitad de los encuestados (54 %) experimentaron una mejora en la colaboración entre equipos que no estaban conectados anteriormente, gracias al crecimiento exponencial de las videollamadas.
Y esta transformación se desarrolló mucho más allá de los límites de la oficina virtual. En la logística y la gestión de la cadena de suministro, que había estado relativamente ajena a la innovación, de repente hay una abundancia de ella. Desde camiones autónomos hasta almacenes completamente operados por robótica, los avances se están acelerando.
Sin embargo, existe un riesgo inherente de innovar demasiado rápido. Mientras que la precaución puede desalentarnos (y, de hecho, desalentar las ventas), es esencial reflexionar detenidamente sobre el proceso.
Tomemos por ejemplo la cadena de suministro, donde la automatización corre el riesgo de acelerar la producción hasta el punto de que escaseen las personas para entregar los productos. Con camiones autónomos en el horizonte, ¿quién quiere capacitarse como chofer de vehículos pesados, sabiendo que los trabajos escasearán gradualmente? Esto ya ha provocado una grave escasez de choferes en Europa y América del Norte.
Lo mismo podría aplicarse a las fábricas automatizadas. Los talleres gradualmente tienen menos trabajadores manuales, pero por ahora estas personas son muy necesarias, por lo que las empresas hacen un gran esfuerzo para garantizar que su personal pueda ver una trayectoria profesional clara en medio del avance tecnológico.
La innovación es grande, pero también tenemos que asegurarnos de equilibrarla con el mundo en el que vivimos, porque si funciona demasiado rápido podrían surgir problemas importantes.
Lee el informe completo Beyond Boundaries que incluye conclusiones detalladas.
